La morfología de los espermatozoide se ha correlacionado con la capacidad para fertilizar ya que las moléculas de DNA ( donde va la información genética del varón) se encuentras más íntegras mientras mejor forma tengan los espermatozoides.
Al momento de seleccionar el espermatozoide que se va a inyectar dentro del óvulo durante un procedimiento de ICSI la potencia del microscopio invertido está limitada, ya que a pesar de ser un equipo moderno y de mucha utilidad en reproducción asistida logra solo hasta 400 aumentos, es decir se puede observar el espermatozoide a 400 veces su tamaño.
Esta magnificación es insuficiente para evaluar con precisión la morfología espermática, estructuras sub-celulares y detectar alteraciones como la presencia de pequeñas vacuolas en el núcleo del espermatozoide que son las responsables de muchos de los casos donde no se ha logrado el embarazo con la ICSI.
La inyección de espermatozoides morfológicamente seleccionados (IMSI) es una técnica que se basa en la evaluación morfológica de las estructuras sub-celulares del espermatozoide en tiempo real (MSOME) sin necesidad de tinciones. Para lograrlo es necesario un microscopio invertido aún más especial que alcanza desde los 6,300 hasta los 12,600 aumentos. Esta magnificación revela con detalle las pequeñas anomalías espermáticas que no se pueden detectar con el microscopio invertido convencional, ayuda a descartar espermatozoides que normalmente son escogidos a 400 aumentos y a seleccionar los que realmente tienen mejor morfología.
La aplicación del PICSI ( del que hablamos por separado en esta página web) e IMSI se puede realizar simultáneamente y ser complementarias lo que ayuda a resolver los casos más severos, aquellos donde el ICSI no ha dado buenos resultados.
Biólogos Antonio Vidal Pascual, Ana Karina Robles, Claudia González Ortega