La mayor parte de las pacientes que presentan un SHO tienen factores de riesgo identificables como lo son edad joven (menos de 30 años), bajo peso corporal o síndrome de ovarios poliquísticos.
Las manifestaciones clínicas del SHO se presentan hasta en una tercera parte de los ciclos de estimulación ovárica siendo en su mayoría cambios leves como aumento de volumen ovárico y molestias abdominales.
Entre los síntomas más severos se encuentran alteraciones gastrointestinales, alteraciones circulatorias y dificultad para respirar. Los casos severos requieren hospitalización y manejo con fármacos intravenosos, afortunadamente desde hace ya varios años existen protocolos que permiten prevenir el SHO grave, por lo cual los casos severos ya se consideran anecdóticos en la actualidad.
La totalidad de los SHO se autolimitan al cabo de un par de semanas, sin embargo, en los casos en los que ocurre un embarazo, las mismas hormonas producidas en el embarazo pueden perpetuar un poco mas las manifestaciones clínicas del síndrome. De ahí la importancia de prevenir que la paciente se embarace en un ciclo en el cual se presentó una hiperestimulación.
La identificación adecuada de factores de riesgo, una monitorización correcta del ciclo de estimulación y el uso de fármacos que previenen la aparición de un SHO son la piedra angular en la prevención.
El correcto manejo de ingresos y egresos así como el uso de fármacos que ayudan a atenuar las manifestaciones clínicas harán que aún los casos moderados se controlen en poco tiempo, con mínimas molestias y sin dejar secuelas.